Adri acababa de marcharse para un buen rato esta tarde, dejándome con una hora por delante en una de las zonas más conocidas de mi infancia. Tenía tiempo de sobras, de modo que me puse música y, caminando con determinación y la lentitud acostumbrada de quien no va a ningún sitio, me planté ante la puerta de mi antigua guardería, ahora cerrada y convertida en una especie de taller. Aún recordaba cómo era por dentro, el patio de arriba donde hablaba con la profesora y jugábamos con los demás de clase a rodar por el suelo como croquetas. Tenía cinco años cuando todo aquel mundo se acabó, y el trauma dejó paso a un nuevo colegio en el que pasé seis años de mi vida.

A medida que iba acordándome de todo, iba caminando por todos aquellos sitios por los que hacía años que no pasaba, con la intención de llegar a mi colegio de la primaria. No pasaba por el camino de aquel puente desde... desde la fiesta de fin de curso del 2001 en la ESO, cuando salí con una amiga a comprar chucherías y nos dimos un paseo para alejarnos del ambiente. Hacía tanto que no me acordaba de eso... y en ello pensaba cuando por fin llegué a mi colegio. Parece tan pequeño ahora... con lo inmenso que me parecía para aquel entonces. Todo ha cambiado... el color de las paredes es distinto, el local de al lado está ya cerrado, y el letrero de una discoteca cercana ya ha desaparecido; pero aún me parece recordarme al entrar, cuando pasábamos de largo de la puerta en una extraña broma infantil que la profesora de turno ya se onocía de memoria; aún podía verme saliendo, correr hasta donde estaba mi madre, siempre al lado de aquel árbol.

Y de allí... solo cruzando la calle, me encontré de bruces con mi segundo colegio, el de la ESO, el mismo al que mi hermana tiene que ir cada día, soportando que la confundan conmigo. Tantos recuerdos, tantos momentos vividos... y, mientras tanto, sonando In my life en el MP3, recordándome todos aquellos lugares.

Se hizo la hora, y me acordé de que ya no tengo 4 años, ni 10, ni los 15 de cuando iba a aquel colegio... me acordé de la vida que llevo ahora, de que, como decía John Lennon, no es que pierda el afecto por la gente y las cosas que fueron antes, y que aún seguiré parándome a recordarlo todo... pero... in my life, I love you more. Y, por muy dura que sea la universidad, el curso, la vida... no la cambiaría. Y volví lentamente, con las manos en los bolsillos y helada de frío, donde Adri me esperaba, con una sonrisa y preparado para marcharnos. Se me antojó una barra de pan calentito, y nos la comimos por el camino, como si fuera la merienda más fácil y barata del siglo. Y de fondo, en mi cabeza, sonaba A little prayer for you, recordándome a mi hermana cantándola a todas horas.


Escuchando... A little prayer for you- BSO La boda de mi mejor amigo